19 abril, 2024

Peronistas.com

Informacion Clasificada del Justicialismo

Ese tsunami llamado Elisa Carrió (Por El Pingüino)

La Nación publicó en su edición del domingo 7 de octubre un reportaje que el periodista Jorge Liotti le hizo a la diputada por Cambiemos Elisa Carrió quien estuvo en Corrientes para presentar un libro de la diputada Mariana Zuvic. La principal socia del presidente admitió sentirse desilusionada con la política que lleva a cabo el oficialismo en materia de lucha contra la corrupción y emitió una frase lapidaria: “perdí la confianza en el presidente”. En varios pasajes de la entrevista la diputada aseguró que “se rompió el pacto contra la impunidad” que tenía con el primer mandatario. Sin embargo, confirmó su voluntad de hacer todo lo posible para “garantizar la gobernabilidad” y que no abandonará Cambiemos, tal como el ex vicepresidente Álvarez hizo con la Alianza. Reconoció la existencia de un gran descuerdo con el gobierno respecto al desplazamiento de tres funcionarios de la AFIP, cuya permanencia en el organismo la diputada había exigido por su activa participación en investigaciones de corrupción contra emblemas del kirchnerismo como Lázaro Báez. Según Carrió la AFIP no estaría dispuesta a ayudar al fiscal Carlos Stornelli y al juez Claudio Bonadio en la investigación de los cuadernos de las coimas, para evitar poner la lupa sobre la familia presidencial. Según Carrió “toda la información de Iecsa (empresa que era dirigida por Ángelo Calcaterra) no se la dan a Bonadio”. A principio de la semana pasada Carrió le había solicitado a Leandro Cuccioli, titular del ente recaudador, no remover a Horacio Castagnola, Jaime Mecikovsky y Carlos Bo. Su pedido se estrelló contra la decisión de Cuccioli de remover a los citados funcionarios, lo que fue interpretado por Carrió como una toma de posición del propio Macri. Para la Afip el objetivo del cambio fue “promover el ascenso de funcionarios de larga carrera” y que “estas modificaciones no obedecen a ningún condicionamiento político, ni frenan ninguna investigación en marcha”

 

Carrió está convencida de que la purga ordenada, según ella, desde las más altas esferas del poder, persigue el encubrimiento no solo de Calcaterra sino del padre del presidente, Franco Macri (Iecsa). Estos cuestionamientos de Carrió tensaron al extremo su relación con el presidente de la nación ya que se produjeron luego de que exigiera el juicio político al ministro de Justicia Germán Garavano y a los tres jueces de Casación que absolvieron al ex presidente Menem por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia, y luego de su frustrado nombramiento en la comisión bicameral de Control del Ministerio Público. “Yo tengo una decisión de vida contra la impunidad, es lo que me empuja cada día, y eso no me lo va a quitar ni el presidente, ni el peronismo, ni el radicalismo, ni nadie”, sentenció. Asegura no haber atendido el llamado presidencial durante el fin de semana: “Tres veces me llamó Anita, su secretaria. Pero yo no tengo más nada que decir. La decisión de actuar o no es de Macri”, remarca. Carrió está convencida de que lo que dijo Garavano sobre la inconveniencia de que ex presidentes terminen vistiendo el traje a rayas no es inocente. Cree que detrás se yergue una compleja red de complicidades cuyo objetivo es mantener en libertad a Cristina Kirchner para favorecer a Macri en las elecciones de 2019. También se quejó de la intención de limpiar la situación judicial del ex presidente Menem: “Están queriendo cerrar las causas del menemismo. O ganamos todos juntos la lucha contra la impunidad o pierde el país. Yo no me voy  a poner de acuerdo con el PJ”, reafirma.

 

El presidente de la nación tiene delante suyo un grave problema. Elisa Carrió  tiene el poder de fuego suficiente como para hacerle un grave daño político al oficialismo. La chaqueña es una figura muy popular, dueña de una oratoria filosa y punzante, sumamente hábil desde el punto de vista político y, fundamentalmente, dueña de una soberbia casi patológica. En septiembre de 2003, en una entrevista con Jorge Lanata (Día D), Carrió fue muy crítica del clan Macri, al que prácticamente asoció con la figura penal de asociación ilícita. Era la época de la Alianza y el comienzo de la carrera política de Mauricio Macri, por entonces presidente de Boca. Pero con el paso del tiempo la diputada puso en práctica el famoso axioma de Groucho Marx: “estos son mis principios. Si no le gustan, tengo estos otros”. Muy cercana al ex presidente Alfonsín, terminó distanciándose de don Raúl. Acérrima enemiga de Carlos Menem y Eduardo Duhalde, se acercó a Fernando de la Rúa. Luego, durante el kirchnerismo, se transformó en el emblema de la oposición llegando al encono personal cuando Cristina sucedió a su esposo. Fue el alma mater de la alianza que depositó a Macri en el poder. Dueña de una gran cantidad de votos en la CABA y con una gran imagen a lo largo y ancho del país, no tardó en adquirir un gran protagonismo dentro del oficialismo, probablemente a pesar del propio presidente. Incapaz de mantener un bajo perfil, no tardó demasiado tiempo para que la fogosa legisladora comenzara a cuestionar al gobierno en su costado más delicado: el moral. La alianza PRO-UCR-CC había ganado las elecciones presidenciales con la promesa de cambiar todo, fundamentalmente el vínculo de la política con el delito. El affaire “cuadernos de Centeno” destapó una gigantesca olla que amenaza con salpicar a conspicuas figuras del oficialismo, entre ellas nada más y nada menos que el progenitor del presidente. Carrió comenzó a percatarse de algo fácilmente predecible: la justicia comenzó a ocuparse sólo de los implicados kirchneristas excluyendo a los implicados macristas, como Ángelo Calcaterra. Para colmo, el ministro de Justicia, Germán Garavano, por quien Carrió siente escasa simpatía, no tuvo mejor idea que criticar la doctrina Irurzun de las prisiones preventivas y confesar que no le hacía bien al país que ex presidentes corrieran el riesgo de terminar presos. Lo de la AFIP fue la gota que rebalsó el vaso. Si bien no parece que la chaqueña vaya a romper con Macri, lo cierto es que ha decidido tensar demasiado la cuerda justo en un momento delicado desde el punto de vista económico para el gobierno.

 

Lo cierto es que Carrió demostró una vez más que es indomable, que hace lo que quiere sin medir, a veces, las consecuencias. Pero Carrió siempre fue así, con lo cual el presidente no debería sentirse sorprendido por sus embates y diatribas contra su figura. Cuando Macri aceptó aliarse con Carrió sabía muy bien con quién se estaba metiendo y ahora no tiene derecho al pataleo. Seguramente ambos se están utilizando con fines político-personales, lo que los obliga a soportarse mutuamente.