1 mayo, 2024

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FALTA CADA VEZ MENOS

K

Por El Pingüino

Falta cada vez menos. En una abrir y cerrar de ojos estaremos solos en el cuarto oscuro decidiendo lo que sucederá en la Argentina en los próximos cuatro años. Los principales candidatos a presidente y sus respectivos círculos áulicos están al borde de un ataque de nervios. Según la mayoría de las encuestas poco se habría modificado, en cuanto a intención de voto, en relación con los resultados de las PASO.

El 9 de agosto resultó ganador Daniel Scioli, quien no logró superar la barrera de los 40 puntos. El 38 y pico % que obtuvo no lo dejó para nada satisfecho. Seguramente soñaba con superar tranquilamente la barrera del 40% pero evidentemente hubo de parte suya un error de cálculo. Por su parte, Mauricio Macri logró un meritorio segundo puesto liderando la fuerza “Cambiemos”. Obtuvo el 32% de los sufragios, cifra nada desdeñable. Finalmente, Sergio Massa sacó el 18% de los votos gracias al aporte del gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota. A partir de entonces poco varió el amperímetro. Pareciera como que la ciudadanía se interesa poco y nada por unas elecciones cuya relevancia están fuera de toda duda. ¿Por qué, entonces, esa apatía? Quizá la razón principal estribe en el ajetreado año electoral que ha obligado al electorado a concurrir en reiteradas oportunidades al cuarto oscuro. A ello hay que agregar un repiqueteo constante de los candidatos presidenciales sobre sus propuestas y promesas electorales. El resultado es un hastío generalizado por demás entendible.

 

Ahora bien, la apatía que se observa en la sociedad no debe ocultar todo lo que está en juego el próximo 25 de octubre. No son unos comicios comunes, ordinarios, a presidente de la nación, propios de las democracias más desarrolladas. Dentro de pocos días los argentinos tomaremos en el cuarto oscuro una decisión crucial: continuar con mejoras el camino iniciado en mayo de 2003 por Néstor Kirchner o abrazar el mensaje de Macri, partidario de un profundo cambio en lo económico, en lo político y en lo institucional. Daniel Scioli, candidato del gobierno nacional, ha prometido hasta el hartazgo que si llega a la presidencia profundizará lo bueno que hizo el kirchnerismo y corregirá aquello que considera que se hizo mal. Esta forma de ver las cosas es avalada, según las encuestas, por más de la mitad de la sociedad. Macri y Massa están en la vereda de enfrente. El lord mayor de la CABA viene sosteniendo desde hace rato que el grueso de los argentinos desea con fervor un cambio radical. Cree que más de la mitad de la sociedad no soporta más al kirchnerismo y que ansía fervientemente volver a ser “un país normal”. Apoyado por el círculo rojo, propone, lisa y llanamente, volver a la década del noventa. Más que un cambio, Macri propone una involución. Por su parte, Massa, consciente de que no será presidente, se atreve a lanzar propuestas rimbombantes como la de sugerir que el Ejército debería tener un rol activo en la lucha contra el narcotráfico.

 

Lo cierto es que cuando falta muy poco para las elecciones del 25 de octubre el Frente para la Victoria sigue siendo la principal fuerza política del país. Con aciertos y errores, propios de cualquier fuerza política, sigue marcando la cancha, sigue en el centro del ring. Ello no ha hecho más que provocar la ira del círculo rojo, cuyos integrantes seguramente no deben poder creer que Cristina continúe siendo el cuadro político más relevante del país. A comienzos de año, cuando el país se sacudió por la noticia de la muerte política del fiscal Nisman, el espectro antikirchnerista seguramente debe haber firmado un certificado de defunción del FPV. El escenario electoral imaginado debe haber sido una puja reducida a dos contendientes: Mauricio Macri y Sergio Massa. Daba por descontado que el oficialismo no lograría resistir los efectos del escándalo Nisman y que en varias de las elecciones que tendrían lugar a lo largo del año  el FPV sería barrido en las urnas, lo que hubiera obligado a la presidenta a tirar la toalla antes de las PASO de agosto. Nada de ello sucedió. El FPV obtuvo varios triunfos electorales y en las PASO salió primero. Para colmo, Cristina se vale continuamente de la cadena nacional para anunciar obras de todo tipo mientras la oposición se limita a hacer lo de siempre: criticar sin aportar nada.

 

Daniel Scioli está en óptimas condiciones de consagrarse nuevo presidente el 25 de octubre. Sin embargo, la elección continúa abierta. La gran dificultad que tiene el gobernador bonaerense para perforar el techo del 40% le sigue dando chances a Macri, quien últimamente está haciendo todo lo posible para perder. A veces pareciera que el lord mayor porteño no quiere llegar a la Casa Rosada. Según algunas encuestas habría perdido algunos puntos en su intención de voto, lo que le habría permitido a Massa mejorar sus chances electorales. Dado el peculiar ballottage consagrado por nuestra Constitución, a Scioli le bastarían dos puntitos para consagrarse en primera vuelta. La empresa no es imposible pero evidentemente le está costando bastante convencer a esa pequeña porción del electorado “indeciso” para que se incline por su candidatura. Mientras tanto, el grueso del electorado sigue caminando por las calles del país como si no pasara nada, aguardando que llegue el día crucial para decidir quién presidirá los destinos de la Argentina hasta el 2019.