28 marzo, 2024

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La dramática y fascinante historia argentina Lo que nos pasó a partir del 25 de mayo de 1810

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La actitud estratégica criolla y la actitud estratégica realista

Ante semejante panorama los jefes criollos decidieron atacar a los realistas con todo su poderío para no dejarlos ni siquiera respirar. Avanzaron sobre todos sus frentes para, por un lado, terminar con el dominio realista sobre el alto Perú y, por el otro, destruir a los realistas en Paraguay y Montevideo. Una vez consolidado su dominio sobre el Virreinato el objetivo era el Perú. La estrategia de avanzar hacia el Perú desde el Alto Perú y Chile se vio frustrada al inicio por las serias dificultades que tenían los revolucionarios chilenos para sofocar la resistencia realista. Luego se tornó en una misión imposible cuando los realistas lograron, en 1814, consolidar su dominio en territorio chileno. Recién con la creación en Cuyo de una fuerza militar fue posible el avance sobre Chile y luego sobre el Perú, tarea que le fue encomendada a San Martín y que la coronó con éxito. Mientras tanto, en 1811 y en 1814 los realistas fueron derrotados en Paraguay y Montevideo, respectivamente. Por su parte, los realistas adoptaron una postura defensiva en todos sus frentes, salvo en el alto Perú donde mostraron una gran capacidad de lucha. Luego de dominar Chile en 1814 cometieron el error de defenderse. Recién se percataron de ese yerro estratégico en 1818 y pasaron a la ofensiva, pero fue una reacción tardía. Al tomar la iniciativa y concentrar sus esfuerzos en un único frente, los patriotas tuvieron la victoria al alcance de la mano. Y no desaprovecharon la oportunidad. Mientras tanto, Simón Bolívar lograba resonantes victorias en Carabobo y Boyacá, permitiendo a Venezuela y Colombia desembarazarse del yugo español (1).

(1) Floria y García Belsunce, Historia de…, capitulo 16.

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Guerra por la independencia: condiciones generales en que se desarrolló

Enemigos en el campo de batalla los criollos y los realistas tenían en común el hecho de que sólo disponían de los recursos propios del territorio americano. Los criollos sólo podían comprar armas pero en cantidades limitadas y buques para que no se hiciera notar su inferioridad en las aguas. Por su parte, los realistas no contaron con fuerzas militares competitivas hasta 1814 debido al desgaste que sufrieron en la guerra contra los franceses. Además, su fuerza naval había sufrido severos daños en 1804 en la batalla de Trafalgar, lo que le impedía contar con el apoyo marítimo que se requería para afrontar una guerra de tal magnitud. Por su parte, el teatro de operaciones no hacía más que complicar los planes de guerra de ambos bandos. Su diversidad los obligaba a dividir sus escasos recursos y las diferentes características geográficas y climáticas ponían a prueba sus capacidades militares. Las tropas debían adaptarse a la llanura oriental, a la selva paraguaya y a la montaña peruana. Debían, también, soportar diversos tipos de climas: no era lo mismo el clima en la Banda Oriental que en la selva paraguaya, por ejemplo. El movimiento de las tropas debía sortear diversos obstáculos. El más exigente era el fluvial. En efecto, los ríos, a raíz de la inexistencia de puentes adecuados y de la ausencia de ingenieros y pontoneros, las obligaba a cruzar a nado o en balsas construidas de emergencia. El escenario se complicaba más todavía si los ríos estaban con poca agua, tanto en las zonas secas como en las zonas húmedas en tiempos de sequía. La escasa cantidad de agua potable imponía sus condiciones. A esta carencia debían las tropas adecuar la dirección y duración de las marchas ya que de este factor dependía la supervivencia de la caballada.

Los factores naturales no eran los únicos que entorpecían los planes militares. Al no haber cartas militares adecuadas los jefes no tenían más remedio que valerse de la sapiencia de algún baqueano de la zona. En reiteradas oportunidades el recorrido propuesto por este experto lejos estaba de satisfacer los planes estratégicos militares, lo que ocasionaba serios trastornos. Otro obstáculo lo constituían las enormes distancias que había entre las bases del poder militar y las zonas de guerra. Por ejemplo, de Buenos Aires a Humahuaca había 2000 kilómetros y de esta localidad a Huaqui mil kilómetros. De Huaqui a Lima la distancia era similar mientras que para viajar de Buenos Aires a Asunción había que recorrer más de mil kilómetros. Y entre Buenos Aires y Montevideo la ruta que atravesaba Santa Fe y Concepción del Uruguay, que era utilizada con mucha frecuencia, también era extensa. No es difícil imaginar en qué condiciones estaban los combatientes de ambos bandos luego de haber sorteado todas estas vallas (1).

(1) Floria y García Belsunce, historia de…., capítulo 16.

Bibliografía básica

-Germán Bidart Campos, Historia política y constitucional argentina, Ed. Ediar, Bs. As. Tomos I, II y III, 1977.

-Natalio Botana, El orden conservador, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1977.

-Natalio Botana y Ezequiel Gallo, De la República posible a la República verdadera” (1880/1910), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo III, Ariel, Bs.As., 1997.

-José Carlos Chiaramonte, Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la Nación Argentina (1800/1846), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo I, Ariel, Bs. As., 1997.

-Carlos Floria y César García Belsunce, Historia de los argentinos, Ed. Larousse, Buenos Aires, 2004.

-Tulio Halperín Dongui, Vida y muerte de la República verdadera (1910-1930), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo IV, Ariel, Bs. As., 1999.

-Tulio Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación (1846/1880), Biblioteca del Pensamiento Argentino, Tomo II, Ariel, Bs. As., 1995.

-Daniel James (director del tomo 9), Nueva historia argentina, Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), Ed. Sudamericana, Bs. As., 2003

-John Lynch y otros autores, Historia de la Argentina, Ed. Crítica, Barcelona, 2001.

-Marcos Novaro, historia de la Argentina contemporánea, edhasa, Buenos aires, 2006

-David Rock, Argentina 1516-1987, Universidad de California, Berkeley, Los Angeles, 1987.

-José Luis Romero, Las ideas políticas en Argentina, FCE., Bs. As., 1956.

-Juan José Sebreli, Crítica de las ideas políticas argentina, Ed. Sudamericana, Bs. As., 2003.

Por el pingüino